miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cuando un hijo sale del clóset

A la revelación de la homosexualidad de un hijo, le siguen una gran cantidad de reacciones, entre ellas la desorientación. una mirada sobre esta situación, y las maneras en que padres e hijos pueden ayudarse mutuamente.

Culpa. Fracaso. Tristeza. Dolor. Un mundo que se vino abajo. Todas estas son sensaciones que la mayoría de los padres de homosexuales puede experimentar cuando sus hijos le confiesan su condición sexual.

 
Luego del momento inicial, aparecerán dos tipos de reacciones, opuestas entre sí: aceptar a sus hijos o rechazarlos, llegando incluso hasta el punto de echarlos de la casa.
Pero en casi todos los casos, la vergüenza podrá estar muy presente, llevándolos a callar frente a ciertos miembros de la familia, vecinos o amigos.
 
La confesión de la homosexualidad (“salir del clóset”) por parte de un hijo atrae también en sus padres la idea de un fracaso personal en la educación de los mismos, en donde el pensamiento común es que estuvieron demasiado ausentes durante su infancia y pubertad, o que, fueron demasiado sobreprotectores y excesivamente apegados.
Incluso, en un primer momento, muchos de estos padres intentarán actuar para tratar de “reencaminar” a su hijo, llevándolo a un psicólogo o consiguiéndole una prostituta para intentar cambiar su naturaleza sexual, algo que no sólo será inútil, sino que también podrá ser muy dañino.
Así, la orientación sexual no es algo que pueda ser modificado, y cualquier acción que no sea compasiva o comprensiva sólo empeorará las cosas. Pese a esto, también es muy entendible que muchos padres se pongan en accción, para no permanecer quietos frente al gran cambio.
En este sentido, se aconseja quererlos, aceptarlos tal cual son, y ayudarlos, tal vez buscando un apoyo psicológico, no para “normalizarlos” sino para que ellos puedan tener otro tipo de asistencia frente a la discriminación que van a tener que enfrentar por parte del resto de la sociedad (o que tal vez ya estuvieron enfrentando).

Un nuevo hijo, un nuevo padre.
Aquellos padres que sean más rígidos y estructurados seguramente tendrán más problemas para aceptar el deseo de su hijo, mientras que los más abiertos tendrán menos conflictos.
Pero, con todo, la noticia siempre irrita y nunca es, en un primer momento, del todo aceptada. Por ejemplo, podrá existir el temor a como influiría la condición sexual de su hijo dentro de su ámbito social, y la necesidad de hacer frente a la nueva realidad que indica que sus hijos podrían no tener hijos.
De hecho, la cuestión social es un importante problema para ellos, si bien en los últimos años la sociedad se ha mostrado mas predispuesta a aceptarlos, la homofobia  es una conducta que sigue presente en una gran cantidad de personas.
 
Pero es en una segunda etapa cuando las cosas podrán comenzar a cambiar. Son muchos los padres que, frente a la primera sensación de perder un hijo, se propusieron luego convertirse en nuevos padres, para encontrar una madurez que les permitiese recrear un nuevo tipo de relación con su “nuevo” hijo.
Para este momento, es posible que muchos padres comiencen a preguntarse por qué sus hijos tardaron tanto en confesarles su condición sexual, es decir qué es lo que hicieron mal para que sus hijos no hayan podido confiar en ellos antes, para hacer semejante revelación. Sobre todo cuando, como padres, percibieron en la infancia o juventud de su hijo que algo era diferente.
 
Sin embargo, no está mal, que antes que preguntar, se espere a que el hijo tenga la maduración suficiente o la necesidad de decirlo por si mismo.
Pero más allá de los reproches propios y a sus hijos, los padres que comienzan a aceptar a sus hijos homosexuales, estarán seguramente comenzando a comprender que lo importante es que sus hijos puedan amar y ser amados, más allá del género de la otra persona.


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