Comportamiento sexual de los jóvenes
Jóvenes activos sexualmente a partir de los 15 años. En la actualidad, un 66% de los jóvenes entre esa edad y los 19 años -dos de cada tres- mantienen relaciones sexuales, con una frecuencia media de 8 ó 9 veces al mes (7,8 en el caso de los varones y 9,1 en el de las mujeres). El dato más preocupante es que 387.000 jóvenes de entre 15 y 24 años se exponen a embarazos no deseados, sobre todo por un mal uso del preservativo. Este incremento es reflejo de una evolución natural en la sociedad, que ya comienza a aceptar la normalidad de las relaciones sexuales entre jóvenes. Se ejerce mucho más la actividad sexual y de una forma más temprana.
Mitos sexuales
Es frecuente ante la falta de información sexual y de educación sexual (los expertos coinciden en la necesidad de introducir en la escuela la educación sexual y formar al profesorado en ello). Los mitos sexuales atentan contra la forma de vivir la sexualidad de las personas, llevándonos a pensar que somos inadecuados, inadaptados o anormales, aún encontrándonos en circunstancias parecidas a las de otras personas. Los más frecuentes son los relacionados con la virginidad, el dolor en la penetración, los métodos anticonceptivos o la orientación sexual. Los/as adolescentes adquieren su madurez sexual (fertilidad) aproximadamente cuatro o cinco años antes de alcanzar su madurez emocional. Algunos más frecuentes:
En la actualidad, los adolescentes se están desarrollando en una cultura donde sus amigos, la televisión, las películas, la música y las revistas transmiten mensajes directos o sutiles de que las relaciones sin un compromiso de por medio son comunes, aceptadas e incluso esperadas. Con frecuencia, no se ofrece educación acerca de los comportamientos sexuales responsables e información clara y específica con respecto a las consecuencias de las relaciones sexuales (el embarazo, las enfermedades de transmisión sexual y los efectos psicosociales). Por lo tanto, la mayor parte de la "educación sexual" que los adolescentes reciben está llegando a través de los compañeros mal informados o desinformados.
Mito 1: Si el niño/a o el/la joven reciben educación sexual se los incentivará precozmente a comenzar su vida sexual.
Existe un total de aproximadamente 30 programas de Educación de la Sexualidad en el mundo. Si bien, se reconocen diferentes resultados vinculados con las diferencias culturales de cada país que aplica el programa, ninguno ha demostrado que a mayor información entregada se disminuya la edad en la que se inician las relaciones sexuales. Al contrario, se ha visto que los jóvenes que reciben educación sexual formal en la escuela desde etapas tempranas inician su vida sexual más tarde y tienen menos parejas sexuales y adoptan el ejercicio de una sexualidad más sana y responsable. En la familia también es necesario. Los silencios en el ámbito familiar no son nada aconsejables. Dialogo abierto y sinceridad promoviendo espacios de comunicación son las recetas para ello. Es necesario adaptarse al grado de madurez del adolescente. Puede existir gran diversidad en el nivel de maduración y el desarrollo emocional de los adolescentes, aunque se encuentren en el mismo curso escolar y con la misma edad, por lo que se debe individualizar la educación sexual. También es necesario que tanto educadores como padres procuren que sus propias actitudes y valores en relación con la sexualidad no influyan en la persona que va a recibir información sobre sexualidad. No se debe enseñar a los niños y adolescentes a rechazar o reprimir las conductas que tradicionalmente se consideraban como propia del otro sexo, ya que cada vez son menos las conductas específicas de un solo sexo. Educar en libertad y con libertad. Ello hará más libres a los jóvenes y por tanto tendrán unas relaciones sexuales más responsables.
Mito 2.-Siempre es bueno hacer una celebración por la primera menarquia o regla.
Mito 2.-Siempre es bueno hacer una celebración por la primera menarquia o regla.
En las adolescentes la menarquia es un evento muy significativo que es importante que sea abordado por los padres, pero teniendo muy en cuenta, en que está la joven. Para algunas chicas esta situación provoca mucho pudor y necesitan que el tema sea tratado como algo intimo. Otras lo viven muy contentas, y les resulta grato celebrarlo. Todo cambio y crecimiento trae consigo, contrariedades, por un lado, se quiere crecer, pero por otro hay temor y angustia hacia lo nuevo. Esto se puede ver claramente en las dificultades que muchas veces inconsciente o conscientemente presentan las púberes para afrontar la nueva etapa. Hay que adaptarse a las circunstancias de cada adolescente el como tratar este tema.
Mito 3.-Si mi hijo/a no habla de los cambios corporales y psicológicos que está viviendo, no le interesa entrar en el tema. No es conveniente que sean los adultos, quienes pongan el tema encima de la mesa.
El/La adolescente puede tener muchas fantasías y confusión respecto de lo que le está ocurriendo y tener temor a preguntar. El que no hable no significa que no le interese el tema. Es importante hablar acerca de los cambios por los que transitan los púberes y adolescentes, hacerlo progresivamente, comunicarse acerca de estos temas con naturalidad al ritmo que ellos/as necesiten, apoyarse en ejemplos: libros, revista, películas. Es necesario hablar tanto de los aspectos biológicos, como de las ambivalencias que puede generar este momento en el desarrollo.
En esta etapa se viven diversos duelos: la pérdida del cuerpo y el status infantil así como de la imagen de los padres seguros y protectores de la niñez. Muchos púberes y en menor medida los/as adolescentes (porque ya han pasado esta etapa) viven la presión familiar y/o del grupo de referencia de definir claramente su rol sexual con comportamientos sociales diferenciados. La presión no deja en buen lugar la maduración psicológica necesaria.
Una estrategia poco utilizada, pero eficaz, es el empleo de compañeros escolares especialmente entrenados para actuar como educadores. Ofrecen las siguientes ventajas: (a) Representan una fuente de información más creíble para los otros alumnos. (b) Pueden comunicar la información en el mismo lenguaje que usan los destinatarios de la misma, por lo que les resultará más comprensible, y (c) Pueden actuar como modelos positivos. Esto deben saberlo los padres/madres y educadores/as.
Mito 4.-La masturbación es mala y sucia, no es necesario pasar por eso.
El descubrimiento de la sexualidad es clave. Las experiencias masturbatorias de la infancia y la adolescencia constituyen importantes fuentes precoces de aprendizaje de la sexualidad. Mediante esas experiencias, aprendemos cómo responden nuestros cuerpos a la estimulación sexual y cuáles son las técnicas más eficaces para estimular nuestros propios cuerpos. Este aprendizaje es importante para nuestra experiencia del sexo adulto, entre dos personas. Quizá, las mujeres que no se masturban y que, por tanto, están privadas de esta experiencia de aprendizaje precoz, son las mismas que no tienen orgasmos en sus relaciones sexuales. Es más probable que las mujeres que se masturban hasta conseguir el orgasmo antes del matrimonio tengan orgasmos en sus relaciones sexuales con sus esposos. Por tanto, parece que existe la posibilidad de que la falta de experiencia masturbatoria de las mujeres en la adolescencia esté relacionada con sus problemas para alcanzar el orgasmo en sus relaciones sexuales.
La masturbación es un elemento sano y parte del desarrollo, ayuda al conocimiento del propio cuerpo. Durante la pubertad el cuerpo está cambiando, aparecen nuevas sensaciones y el tocarse y provocarse placer es la base del autoerotismo, elemento necesario, para luego desarrollar una sexualidad junto a otro del sexo opuesto. Está ampliamente constatado que es una conducta trascendental en la pubertad y adolescencia para descubrir la sexualidad.
Los chicos y las chicas aprenden a masturbarse de forma diferente. La mayoría de los varones dicen haber oído hablar de la masturbación antes de tratar de hacerlo por su cuenta, y una proporción importante de ellos ha observado cómo lo hacían otros. Por su parte, la mayoría de las mujeres ha aprendido a masturbarse mediante el descubrimiento accidental de esa posibilidad. En todo caso, parece que la mayoría de los varones ha aprendido a relacionar los órganos genitales con el placer hacia la época de la pubertad, mientras que muchas mujeres no, aunque los últimos estudios parecen apuntar que la edad de iniciación comienza a ser la misma.
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